Buscando la luz I
La realización de esta monumental pieza de 22 toneladas entrañó una gran dificultad técnica. La obra está compuesta de tres láminas distintas de acero, totalmente asimétricas y unidas entre ellas por una serie de remaches. Al rodearla se obtienen dos ópticas distintas: la contraposición de lleno y vacío. Desde la parte posterior, se observa una pieza maciza que se eleva orgullosa hacia el cielo. Desde su parte delantera, se descubre la apertura, el espacio, el vacío. El espacio, para Chillida, debía ser accesible. Una vez dentro de la escultura, sus propias formas, como olas, parecen adquirir movimiento y conducen la mirada hacia arriba buscando la luz, queriendo alcanzarla en un sentido tanto físico como poético y espiritual.