Universo Maeght - Charla, café y visita a la exposición

La figura del galerista Aimé Maeght juega un papel trascendental en la vida de Eduardo Chillida. La relación con el señor Maeght se remonta a su juventud, cuando en 1950 expone por primera vez en la galería parisina, en la muestra colectiva Les Mains Éblouies dedicada a artistas jóvenes. Su entrada en la galería supuso también el acceso a su círculo artístico. Encontró desde el principio un clima favorecedor tanto a nivel humano como material, debido a las posibilidades técnicas y los medios que le brindaron para poder desarrollar su trabajo. Gracias a Aimé Maeght, el artista tuvo muy tempranamente contacto y forjó amistad con artistas como Braque, Miró, Giacometti o Calder. Para Eduardo Chillida, Aimé Maeght fue un símbolo de vanguardia, una persona que supo mejor que nadie concebir la sala de exposiciones como un centro de encuentro y de tertulia cultural, favoreciendo de ese modo la creatividad y el intercambio. Por aquel entonces, Chillida era el artista más joven de la galería, al que Maeght llamaba cariñosamente “mon petit”, y suponía toda una oportunidad para él estar rodeado de personalidades de semejante talla. Hasta la muerte de Aimé Maeght en 1981, no sólo mantuvieron una relación de artista-galerista, sino que les unió una admiración recíproca y una gran amistad.