Homenaje a Balenciaga

1990

Acero

246 x 84 x 172 cm

Realizada en la forja de Patricio Echeverría en Legazpia.

Los homenajes han estado muy presentes dentro de la trayectoria artística de Chillida. El artista realizó más de un centenar de obras dedicadas a diversas personalidades, artistas, escritores, músicos, poetas o filósofos, que tuvieron una especial importancia para él. Caminando por el museo se encuentran obras dedicadas a George Braque, a Jorge Guillén, a Luca Pacioli, a Fleming o la escultura dedicada al diseñador Cristóbal Balenciaga.

Su relación con Balenciaga se remonta a su más tierna infancia. La artífice de aquello fue su abuela materna Juana Eguren. Propietaria de dos hoteles de San Sebastián, fue una mujer excepcional a quien Balenciaga visitaba asiduamente acompañado de gente relevante en el mundo de la moda. La abuela Juana fue un gran apoyo para el modisto en el momento decisivo de dejar Guetaria. Ella le animó a viajar a París para desarrollar su vocación. Años más tarde, Chillida entabló amistad con el hombre humilde, sensible e inteligente que fue este maestro del dedal. La elegancia de esta obra remite a los mejores modelos del diseñador. Las dos piezas de acero generan un espacio en su interior que sugiere una silueta de mujer perfilándose entre los bloques.