Elogio de la arquitectura XV

1996

Acero

142 x 88 x 86 cm

La relación de Chillida con la arquitectura se inicia en Madrid donde comienza los estudios de esta disciplina en 1943. Abandona la carrera para dedicarse al arte, pero no renuncia a ella como disciplina ya que ha estado siempre presente en toda su trayectoria artística pero de una manera no tanto funcional sino estética y poética. Su preocupación por el límite y el espacio tiene mucho en común con la arquitectura. Eduardo Chillida crea espacios a través de la colocación de límites. Para Chillida “el límite es el verdadero protagonista del espacio”.

Los espacios de Chillida no son espacios habitables en el sentido estricto de la palabra sino moradas para el espíritu. Son lugares creados para la poesía, la música y el pensamiento, lugares de interrogación hacia lo desconocido. Chillida desocupa y vacía la materia para insertar el espacio en su interior.